jueves, 26 de febrero de 2009

¿Cuántos hijos hay que tener hoy en día?

Hace cosa de un mes tuvimos a nuestro segundo hijo Aran. El caso es que por el talante de los españoles y nuestra cultura “del tomate” los comentarios gratuitos sobre la idoneidad o no de un segundo hijo suelen ser habituales.

En otras palabras, que es frecuente que la gente te regale su opinión sin pensar que puede molestar. La suma de opiniones hace que al final uno dude y que no sepa cuántos hijos considera la sociedad que hay que tener hoy en día.

Durante este segundo embarazo recibimos diversos comentarios que podría agrupar en tres frases genéricas (no siempre eran iguales, pero sí similares):

1. “Tú estás loca, donde vas con dos hijos”. O bien “¿otro? Pero si ya tenéis uno, ¿no?”.

Ambas frases llenas de sabiduría, como veis. Antiguamente, cuando una pareja tenía varios hijos se bromeaba con comentarios tipo “¿queréis montar un equipo de básquet (5 integrantes) o qué?”. Ahora cualquier día alguien me preguntará si es que buscaba montar una pareja de dobles de tenis (o qué).

2. “Bueno, pues ahora ya está.” Y ahí queda la cosa. Ahora ya está, ya hemos cumplido ¿no?, pues ala, se acabó, que un tercero sobra.

Otras versiones de esta frase son “bueno, pues ahora ya está. Dos hijos y luego si eso el gato”, en alusión a que si como pareja sientes la necesidad o la duda de si tener otro hijo, puedes (debes) aplacarla comprando una mascota, o incluso “bueno, pues ahora ya está. Tu marido, que se opere, jajaja” (sin comentarios).

3. “Uy, dos… No, no, yo ya cerré la fábrica, con el trabajo que dan”. La frase en sí es algo más aceptable que las anteriores, sin embargo puede ir asociada a comunicación no verbal despectiva (tono de voz o mirada que sugieran un “yo sí que lo he hecho bien”) y es aquí cuando merece formar parte de este grupo de comentarios.

Recuerdo que siempre que oía hablar o hablaba de este tema en petit comité la conclusión de la gente y la mía propia era que lo deseable eran tres hijos.

Uno se decía que era poco, que le faltaría compañía, dos se decía que acababan discutiendo entre ellos todo el día y tres que era un número impar que equilibraba la balanza. Unas veces estarían dos de acuerdo y otras veces otros dos.

Estas conclusiones son, evidentemente, el sentir general de hace unos años y no un mandato que debiéramos seguir. La gente tiene que tener los hijos que quieran y que puedan (aunque para que haya relevo generacional deben tener un mínimo de dos).

Nuestro pensamiento actual es el de tener un tercero (nos dirán que vamos a por la niña, claro) porque siempre hemos dicho que nos gustaría tener tres, pero si con dos ya recibimos comentarios que sugieren que estamos algo faltos de cordura no quiero imaginar qué sucederá el día que mi mujer esté embarazada de nuevo, si ese día llega.

En mi (mal calibrada) mente empiezan a aparecer frases tipo “¿sois del Opus?” o “éste se os ha colado, ¿no?”.

Hasta ahora, nuestra respuesta a todos estos comentarios es simple: “Nos encantan los niños”.

Para nosotros son lo primero y por eso preferimos dos que uno y preferimos tres que dos. Otros elegirán tener sólo un hijo, o vivir la vida en juventud y ver qué depara el futuro, o plantarse con los dos, o no tener ninguno.

Y en todo este conjunto de personas no hay mejores ni peores, sólo hay personas diferentes con diferentes sueños, ideas y aspiraciones.

Yo lo tengo claro, “cada vecino que cuide de su puerta”, pero todas aquellas personas a las que les encanta hablar (que suelen ser a las que menos les gusta escuchar) empiezan a acotar la cantidad ideal de hijos en uno o como mucho dos.

Reciclaje de pañales en el Reino Unido

¿Imagináis qué cantidad de basura organizamos tan solo con los pañales usados de nuestros bebés? Unos 1800 pañales al año, toneladas de residuos que no son nada beneficiosos para el medio ambiente… Pues ahora una empresa canadiense parece haber hallado la solución: reciclar los pañales para elaborar metano.

La compañía Knowaste ha inventado este sistema de reciclaje, y el metano obtenido se puede vender a la red de gas nacional. La primera de las cinco plantas destinadas a recuperar el plástico y fibras que se utilizan para fabricar estos paños sintéticos se abrirá en Birmingham. Después, en Manchester, Liverpool y Londres.

Y es que el Gobierno británcio parece estar muy concienciado con los problemas que tal cantidad de pañales causan al medio ambiente. Para ellos, los pañales lavables tampoco son la solución, ya que tras años de estudio se anunció que los efectos ecológicos de pañales de tela y los desechables eran los mismos (debido a la electricidad gastada en lavar y secar los pañales reutilizables).

Reino Unido no será el pionero en utilizar este sistema de reciclaje, ya que la empresa tiene abiertas hasta el momento plantas en Canadá y los Países Bajos. Con la primera planta británica se podrán reciclar alrededor de 36.000 toneladas al año de residuos.

De momento, este nuevo proyecto de reciclaje de pañales contará con puntos de recolección muy específicos (centros comerciales y guarderías), pero la compañía espera que en futuro los ayuntamientos habiliten contenedores especiales de reciclaje, ya que, además del plástico, se pueden reutilizar las fibras de celulosa y los polímeros absorbentes.

Parece una buena idea la de reciclar pañales, que además de cuidar el medio ambiente (se supone que estas plantas no son tan contaminantes) genera empleo en tiempos de crisis, así que en el Reino Unido están encantados con el proyecto.

La madre más joven del mundo

La madre más joven del mundo se llama Lina Medina y tuvo a su primer hijo con cinco años de edad. Hace unos días ha llegado a los medios la impactante historia de un muchacho británico que parece haber sido padre a los 13 años. Los embarazos de adolescentes son un tema preocupante, y lo es más, cuando los padres son niños todavía o las madres, muy jóvenes, han sufrido una violación.

Lina presentaba un caso extremo de pubertad precoz y había comenzado a menstruar a los dos años. Fue madre en 1939 a los cinco años, siete meses y 21 días. Su hijo Gerardo fue un bebé que pesó 2,7 kilos y midió 48 centímetros de estatura. Fue criado como hermano de Lina aunque llegó a saber la verdad con el tiempo.

Lina vivía en un pequeño pueblo de Perú. Cuando tenía cinco años le creció tanto la barriga que los brujos de su pueblo achacaban su mal a una culebra o a los malos espíritus. Su padre la llevó a la ciudad más cercana, donde, descartado un tumor, se averiguó la verdad. Lina estaba en avanzado estado de gestación.

Su padre fue encarcelado pero al final no había ningún dato que hiciera pensar en que era el culpable, y nunca se llegó a saber quien la había agredido.

Lina Medina sigue siendo la madre más joven del mundo de la que se tiene noticia. Su historia, de silencio y pobreza, ya que nunca recibió ayudas de ningún tipo, es estremecedora.

La historia de Lina nos habla de los abusos sexuales que sufren millones de niños. Ella se quedó embarazada pero hay muchos de los que nunca llegaremos a saber nada, pero que llevarán toda su vida el peso de la agresión y el miedo. Si los datos que manejamos son ciertos, todos conocemos a adultos que los sufrieron en su infancia y también, en nuestro entorno, hay niños que los están sufriendo ahora mismo.