sábado, 6 de junio de 2009

Descubren detonante de la conducta protectora

Monterrey. NL.- El inconfundible rostro de un bebé inocente es en realidad un instrumento evolutivo de manipulación de la conducta: todas las personas, pero sobre todo las mujeres, al ver la cara de un pequeño se ablandan y quieren tomarlo en sus brazos, mimarlo, acariciarlo y brindarle atención.

Esto es algo que se sabe desde hace décadas. Lo que no se sabía, y que acaban de explicar científicos alemanes y estadunidenses, es que detrás de esta conducta valiosa para la supervivencia trabaja una parte del cerebro implicada en la recompensa y la satisfacción, el llamado centro de gratificación.

Melanie Glocker y Norbert Sachser, neurocientíficos del Instituto de Biología Neural y Conductual de la Universidad Wilhelm, de Münster, Alemania, trabajaron junto con Ruben Gur, de la Universidad de Pennsylvania, para identificar con precisión los mecanismos implicados en esta peculiar conducta.

En el fondo de todo hay un concepto que definió desde 1943 el etólogo alemán Konrad Lorez: el kindchenschema, palabra que significa algo así como “esquema-bebé”, y que en realidad alude a varias características que unidas conforman el arquetipo de lo que es un bebé.

Lorenz definió el kindchenschema como “un conjunto de rasgos físicos infantiles, como cabeza grande, ojos grandes, frente alta y prominente, mejillas redondeadas, nariz y boca pequeñas, extremidades cortas y gruesas, y forma del cuerpo redondeada”.

Todo este conjunto, escribió Lorenz hace décadas, es percibido por los adultos como algo “mono” o “tierno”, y la percepción se transforma en una conducta de atención. La realidad de este efecto se ha comprobado una y otra vez: invariablemente los adultos reaccionamos ante los rostros de bebé con una actitud protectora y más atención.

El equipo de Glocker demostró hace poco que hay una gradualidad en esto: entre más infantil es el conjunto de características, más hay la disposición a cuidar del bebé, y aunque hombres y mujeres perciben por igual la lindura, la reacción instintiva es más intensa en las mujeres.

Lo que el nuevo estudio logró es ir más allá de lo anecdótico para buscar lo que ocurre en el cerebro cuando se despierta esta conducta que, conjeturan los científicos, podría ser la base de la atención y de la conducta altruista.

“Los resultados”, apuntó Glocker, “nos ofrecen una percepción sobre los fundamentos biológicos de la conducta de atención de los seres humanos. Dan una explicación neurofisiológica a nuestro impulso de ocuparnos de cualquier cosa que parezca un bebé”.

En el experimento participaron 16 mujeres nulíparas, es decir, que no habían tenido hijos, de 20 a 28 años, sanas y con experiencia en el cuidado de niños. La clave de todo fueron 17 fotos de niños caucásicos que, con un programa especial, se manipularon para obtener otros dos juegos de 17 fotos: en unas se redujeron los rasgos infantiles (por ejemplo, alargaron el rostro, hicieron los ojos más pequeños, crecieron la boca), mientras que las otras acentuaron más el infantilismo, agrandando los ojos y la boca, haciendo la frente más prominente.

Se pidió a las voluntarias que evaluaran el grado de “monez” de las imágenes, y al mismo tiempo se observó en directo la actividad de sus cerebros usando un equipo de imágenes con base en resonancia magnética funcional.

Las calificaciones de las mujeres confirmaron la idea: el bebé manipulado para verse menos infantil fue juzgado menos “mono” que el bebé normal, y a su vez éste fue calificado como menos “mono” que el bebé manipulado para verse aún más infantil, más cute.

Y los juicios de las mujeres tuvieron su correspondencia en la actividad cerebral. Entre más infantil fuera el bebé observado, más aumentaba la actividad en la región cerebral llamada nucleus accumbens, el famoso centro de recompensas, vinculado con la conducta motivada, con el disparo de sensaciones de felicidad, con las conductas adictivas y otras cuestiones relacionadas siempre con la sensación de bienestar.

También se iluminaron otras zonas. Dice el reporte: “La activación del precuneus, una zona asociada con la atención, sugiere que el esquema-bebé asigna más recursos de atención a los rostros infantiles.

“La activación del centro de recompensas podría ser el mecanismo neurofisiológico por el cual el esquema-bebé motiva la conducta
de atención, sin importar el grado de afinidad entre el bebé y quien lo observa”, apuntó Glocker.

- Claves

¿Cuál es más lindo?

• La imagen del centro es la original, y la de la izquierda se manipuló para reducir el infantilismo. Fue la cara juzgada menos atrayente.

• El rostro de la derecha es más redondo, de ojos más grandes, frente más alta y boca y nariz más pequeñas. Fue estimado como el más atractivo de los tres.

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