lunes, 25 de mayo de 2009

El Hospital de Alcalá ayuda a dar de mamar a los bebés

“No hay palabras para explicar la sensación de amamantar a mi bebé”, dice Nicoleta Valeria Gaita tan sólo unos minutos después de dar a luz en el Hospital Príncipe de Asturias. Y es que el momento de la lactancia es uno de los que más unión genera entre un bebé y su madre, por ello los expertos recomiendan prolongarlo, al menos, hasta los seis meses.

“Se ha perdido la cultura de la lactancia. Hubo un momento en el que se implantó el biberón como símbolo de estatus social y el amamantamiento se quedó en un segundo plano, relegado a las madres sin recursos. Esto ha hecho que se pierdan conocimientos y se intenten aplicar las mismas técnicas que cuando se alimenta con biberón y no es así”, dice la matrona Loli Garrido, que defiende la lactancia materna como medio de “alimentar el cuerpo y el alma del bebé”.

La importancia de esta práctica ha hecho que la Dirección de Enfermería del Hospital organizase un jornada sobre la lactancia que permita a los profesionales compartir experiencias y ampliar sus conocimientos sobre un acto tan instintivo pero que en algunos casos tiende a eliminarse a los pocos meses del nacimiento del bebé.

Pero las madres lactantes también tienen mucho que decir en esta situación, ya que desde instantes después del parto las matronas del Hospital ayudan a iniciar la alimentación. “Normalmente dejamos que lo intenten ellas solas, se les sugieren las posturas más cómodas, algunas se sientan, pero al principio están tumbadas porque vienen muy cansadas del parto, pero rápidamente se adaptan porque es algo instintivo”, dice una de las matronas que acompañan a las madres en las primeras horas.

Es el caso de Virginia García, que asegura que la primera vez “es duro pero por la experiencia de mi otra hija puedo decir que ha ido muy bien. Cogió muy rápido el pecho, la sensación es muy bonita y la primera vez te impacta mucho”.

Pero no todas las situaciones son tan fáciles. Es el caso de los niños que nacen de forma prematura y que algunos días permanecen al cuidado de Rosa Collado, la supervisora del Servicio de Pediatría y también de la enfermera Ma Paz Juarez. Explican que si el parto se produce entre las 32 y las 34 semanas los niños pueden mamar directamente porque ya han desarrollado el reflejo de succión, algo que favorece el desarrollo del bebé ya que se producen menos infecciones y menos complicaciones. Aún así aseguran que “intentamos ponerles el pecho lo antes posible porque el contacto entre el bebé y la madre es muy importante”. Sin embargo, en muchas ocasiones se topan con la inseguridad de la madre, “los ven muy pequeños y muchas veces tienen miedo a cogerles y las máquinas imponen mucho”.

Además, en los casos de bebés mucho más pequeños utilizan otros sistemas para iniciar la alimentación del bebé. Uno de ellos es la alimentación trófica que consiste en que además de nutrir a los niños con sueros, “hacemos que la mamá se saque la leche y le vamos dando una pequeña cantidad de leche para que vayan tolerándola y además se desarrolle su sistema digestivo”. También en los casos en los que ese instinto de succión no se ha creado, utilizan unos pequeños chupetes para que los niños aprendan a chupar, tragar y respirar a la vez.

Sin embargo, estos casos sólo representan una mínima parte de los partos que se producen en el Hospital. Lo más habitual es que no existan complicaciones o como mucho se realicen cesáreas como ocurrió con Nagore Vidriet que, a punto de abandonar la habitación del Hospital indicó que “Uxue ha cogido el pecho muy bien. Pensé que al haberle dado un biberón porque nació por cesárea y yo estaba con la reanimación, ya no querría pero no ha sido así. Es un poco ‘vagueta’ para comer, hay que despertarla”. Además, explicó que “al principio fue un poco duro, porque con la operación no me podía mover y no encontraba la posición para darle el pecho, pero ahora va mucho mejor, pensaba que iba a ser más complicado”.

Además, las enfermeras de la planta también se encargan de que las madres estén informadas. “Les indicamos que se limpien bien el pecho y se echen leche en la aureola para evitar grietas, que tomen mucho líquido y sobre todo que busquen una postura en la que ellas estén cómodas”, explican. Y es que la lactancia no es sólo una forma de alimentar a un bebé sino que constituye toda una experiencia que estrecha aún más los lazos entre una madre y su bebé.

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