miércoles, 10 de octubre de 2007

Dale el pecho

Aún hay controversia sobre si se debe dar pecho o una fórmula de farmacia. Pero amamantar es muy benéfico para ti y para tu bebé

Aunque no lo creas, todavía hay controversia en cuanto a si conviene o no amamantar al bebé o usar una fórmula de la farmacia. En su libro Maternidad y lactancia, la pediatra noruega Gro Nylander, jefa del Departamento de Obstetricia del Hospital de Oslo, fundadora del Centro Nacional de Lactancia de Noruega y del Consejo de Lactancia, habla de la importancia y de los beneficios de dar el pecho, tanto para ti como para el bebé.
LOS MITOS
1. No doy pecho porque fumo. Falso. Fumar es malo, especialmente durante el embarazo y el periodo de posparto, pero aún así se recomienda dar pecho, pues el cigarro no empeora la calidad de la leche, y por el contrario al biberón le faltan muchas propiedades de la leche materna.
2. Tomar mucha leche o agua ayuda. Falso. Otro gran mito es que cuanta más leche tome la mamá durante este periodo, más leche dará al bebé. O bien que si toma agua le saldrá agua en lugar de leche. Ambos son totalmente falsos, el dar pecho da mucha sed, por eso es recomendable hidratarte constantemente.
3. La leche sabe a lo que comes. Verdadero. Gro Nylander señala que “sí es verdad que la leche toma el sabor de lo que come la mamá, pero ningún alimento debe estar prohibido”. Tú puedes comer todo lo que quieras, a menos que tu bebé manifieste una alergia directa a algún alimento.
4. Está bien amamantar en público. Falso. Debes dar pecho cuando lo demande el niño, pero también cuando desees hacerlo tú. Llévate al niño aparte y no lo alimentes en cualquier lugar frente a la gente, no hay necesidad de que todo el mundo vea tus senos al aire.
5. Al amamantar, el papá debe alejarse. Falso. El papá participa activamente dándole el biberón a su hijo y piensa que con la lactancia materna se reducen sus funciones. Sin embargo está en un error, pues cuando la madre amamanta al niño, el papá debe tener un papel protector, darles cobijo a ambos y cuidar que nadie los moleste.
LAS REALIDADES
Los beneficios de la leche humana son altamente reconocidos:
1. Contiene las cantidades exactas de proteínas, lípidos, glúcidos, agua, hierro, calcio, magnesio, sodio y vitaminas, que el bebé absorbe. Estimula el crecimiento del bebé, ayuda a su sistema inmunológico como defensa contra virus y bacterias, protege su salud de enfermedades respiratorias y deficiencias alimenticias.
2. El lactante no necesita ningún alimento más que la leche materna, ni siquiera agua.
3. Se adapta muy bien al bebé porque la digiere con facilidad, reduce el riesgo de diarrea y difícilmente causa alergias o intolerancia.
4. Amamantar protege al bebé de sufrir en su edad adulta de colesterol alto e infartos, porque la leche materna mejora el metabolismo de las grasas y disminuye el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.
5. Es aséptica y siempre está a la temperatura adecuada.
6. Reduce el riesgo de la mamá de sufrir cáncer de mama y de ovarios.
7. Disminuye las posibilidades de padecer osteoporosis, porque “la pérdida de calcio con la lactancia es muy beneficiosa para los huesos, pues regenera el calcio en ellos, dándoles más fuerza y resistencia”, asegura el pediatra Carlos González.
8. Desciende los casos de anemia, porque durante la lactancia la mamá no tiene menstruación, que es la forma principal de perder hierro, lo que en extremo causa la enfermedad.
9. Ayuda a fortalecer la unión entre mamá e hijo, porque el niño se acostumbra al contacto con su pecho e identifica su olor corporal, el sabor de su leche, sus caricias y su voz.
10. No requiere ninguna preparación especial y no tienes que preocuparte por las proporciones de leche en polvo y agua que requieren los biberones.
11. Tienes un importante ahorro económico, ya que las fórmulas son un alimento de alto costo, mientras la mamá produce leche de gran calidad de forma natural.
CÓMO AMAMANTARLO
1. Para extraer la leche de tu pecho, el niño debe tener la boca muy abierta, con los labios doblados hacia afuera, y una parte grande del pecho metida dentro de su boca.
2. Lo mejor es tomarlo por la espalda, de forma que su cabecita quede recargada encima de tu brazo y no sobre el codo.
3. El bebé tiene que estar totalmente frente a tu pecho y el pezón quedar a la altura de su nariz, de manera que al abrir la boca, el pequeño tenga espacio debajo para colocar bien su lengua.

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